Medicina, Neurología
Tournier, Annick - Cuerpo A Cuerpo Con El Parkinson
Comienza de manera insidiosa: gestos espasmódicos y aproximados, lentitud, pesadez, rigidez, dolor difuso, fatiga, insomnio. `Me había vuelto torpe, apenas podía cepillarme los dientes. Luchaba por desplegar el periódico. Recuerdo ese día de una pequeña celebración familiar. Buena música. Por reflejo nos levantamos, nos mezclamos a los que balancean las caderas y hay patatras: los zapatos de baile han sido reemplazados por Pataugas y bailamos de manera grotesca. Si tuviéramos menos orgullo, lloraríamos ”.
Fue a la edad de 53 años cuando Annick Tournier se enteró de que tenía la enfermedad de Parkinson. Como en un mal sueño ... Y el primer sentimiento es la vergüenza. Está tan avergonzada que no se atreve a decirlo excepto a un círculo muy reducido de parientes. Cada día la enfermedad se impone un poco más: los automatismos son cada vez menos automáticos, los reflejos apagados. A medida que aparecen las señales, los tiempos de reacción se hacen más largos. Todos los gestos de la vida diaria que hacemos sin pensar en ello deben ser ahora objeto de múltiples atenciones. Incluso puede suceder que no se lleve a cabo la deglución. Es una experiencia aterradora sentir que se está ahogando con su propia saliva.
Esta insidiosa enfermedad lleva el nombre de su descubridor, el médico británico James Parkinson (1755-1824). Hemos aprendido muchas cosas sobre las posibles causas de esta patología (genética, ambiental ...), pero aún no sabemos cómo curarla, solo para frenar sus efectos. Annick Tournier relata con gran sensibilidad la vida cotidiana, las relaciones con los médicos, el fisioterapeuta, el reaprendizaje de los actos cotidianos impuestos por la inevitable progresión de la enfermedad. ¡Porque si no curamos, debemos jugar al reloj! ¿Cómo no perder tu identidad cuando pierdes tu autonomía? ¿Cómo aprender a convivir con un doble en proceso de desestructuración?
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